Hace más de cuatro años, un grupo numeroso de mujeres y hombres del mundo de la empresa y de profesionales de todos los ámbitos pusieron en marcha la iniciativa Zamora10, con la intención de intentar revertir, de una vez por todas, el proceso de descomposición de la economía y de pérdida de población y de oportunidades en el que estaba sumido la provincia.
Más de 200 personas profesionales y del empresariado se pusieron en marcha para abordar e identificar con claridad los problemas que abocaban a Zamora a convertirse en una provincia irrelevante y anecdótica.
Dentro de ese ambicioso objetivo, se diseñaron múltiples estrategias y se perfilaron intenciones y proyectos entre los que figuraba la creación de la Marca Zamora. En ese contexto, se convocó un concurso internacional con la idea de conseguir proyectar hacia el exterior con el resultado final una única imagen de la provincia.
En la iniciativa estuvieron involucradas las instituciones: la Diputación Provincial de Zamora, el Ayuntamiento de Zamora, la Subdelegación del Gobierno en Zamora y la Junta de Castilla y León, además de Caja Rural de Zamora, CEOE-Cepyme, la Asociación Zamorana del Comercio, la Asociación Zamorana de Empresas de Hostelería y la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Servicios de Zamora.
Después de un largo camino, entre cerca de 60 trabajos presentados, fue elegido el desarrollo realizado por el estudio vallisoletano RQR, con el refrendo de algunos de los más prestigiosos creativos publicitarios.
El jurado del Concurso Internacional de la Marca Zamora, formado por Lluís Bassat, Joaquín Gallego y Jacobo Pérez-Enciso, destacó que la propuesta ‘Zamora enamora’ se resumía en un eslogan “corto, adecuado, directo e imbatible”, y Bassat, en calidad de presidente, incidió en su “mensaje directo y diseño gráfico sencillo”.
De esta forma, la Marca Zamora es ya una realidad, fruto del consenso y del trabajo desarrollado desde múltiples frentes, con las administraciones y con la sociedad de a pie y el eslogan ‘Zamora enamora’ ya acompaña y rubrica el futuro de la provincia, como base para asentar cualquier campaña de comunicación destinada a repercutir sobre la imagen de Zamora en Castilla y León, en España y en el mundo.
Había habido algunos intentos aislados, respaldados por instituciones y con la mejor intención por bandera pero siempre encontraban las cortapisas de la desunión, bien porque los signos políticos diferentes eran irreconciliables hasta en lo más razonable o bien porque, simplemente, los mensajes no calaban en la sociedad.
Está claro que la crítica es necesaria. No solo no es mala, sino que resulta imprescindible para avanzar y para llegar a acuerdos pero ello exige tener en cuenta el manido concepto de que sea ‘constructiva’.
En esos anteriores intentos de conseguir una marca y un eslogan que representara a Zamora de forma global, hubo críticas que parecían cuchilladas a la yugular y todas esas tentativas tuvieron valor y calidad. Solamente les faltó el consenso que, en el caso de la Marca Zamora, parece haber dado una vuelta de tuerca.
Evidentemente, nunca lloverá a gusto de todo el mundo pero estamos de acuerdo en que cada habitante de esta provincia desea que su territorio salga adelante, poder desarrollar un proyecto vital viable, lo que es más importante, dejar la puerta abierta para que todos nuestros jóvenes, todos los que lo deseen, tengan la opción clara de regresar a Zamora después de haber completado su formación académica o después de haber acumulado experiencia laboral y empresarial en otros lugares.
La magnífica calle Santa Clara o la de San Torcuato dan la bienvenida al visitante que avanzar mientras viaja a través del tiempo, hacia el corazón de la Zamora antigua y legendaria. Y resulta muy triste percibir el silencio de tantos establecimientos, de tantos comercios que han ido cerrando sus puertas, desde mucho antes de que empezara la pandemia de coronavirus.
Las imágenes, más o menos vistosas en los escaparates intentaron tamizar la realidad que escuece y que no pasa desapercibida para nadie, como tampoco lo hace la soledad que muestra la calle más emblemática de Zamora donde no hace tantos años había bullicio.
La realidad es que, cuando las oportunidades disminuyen, lo hacen en la misma medida las ilusiones por abrir y mantener un negocio, por asentarse y buscar la prosperidad en ese lugar, entrando en un círculo del que parece imposible salir. Menos oportunidades, menos población, más jóvenes que se van y que no podrán volver a establecerse en Zamora. Y, así, hasta que la sociedad zamorana, encabezada por sus representantes públicos e institucionales, decida cortar por lo sano.
Dentro de esa intención, la Marca Zamora es una ayuda, una aportación para el bien común, bajo el prisma de que la unión hace la fuerza.
Como ocurre con cualquier novedad, después de una primera explosión de júbilo y de críticas, a veces, a partes iguales, el tiempo va templando las reacciones hasta que se asientan en un marco más real y constructivo. Eso pasa con el primer campamento adolescente, con el primer trabajo remunerado, con el primer coche y con el primer teléfono móvil con más cámaras de las necesarias. Al principio, todo resulta novedoso y se antoja que todo lo nuevo es bueno, hasta que la realidad propina su primera bofetada. Es decir, nada es tan bueno ni tan malo como parece.
Si, además, la novedad incluye un apartado de necesaria competencia para el disfrute, todavía se complican más las cosas. Y es que cualquier iniciativa que exija cierto entrenamiento obliga a reflexionar, según el principio por el que no es prudente cocinar para un grupo de personas desconocidas un plato complejo que se elabora por primera vez.
A pesar de todas estas cortapisas sociales y emocionales que atenazan de forma inicial cualquier iniciativa, el proyecto para conseguir la Marca Zamora salió adelante, incluso con las trabas adicionales que supuso la pandemia de COVID-19 y, aunque insistir pueda resultar inapropiado, con consenso de las instituciones y la sociedad.
Desde su creación, la Asociación para el Desarrollo Zamora10 apostó por hacer todo lo que fuera necesario para unir voluntades e intenciones y la sencilla pero impactante imagen de la Marca Zamora cuenta con ese beneplácito, mucho más allá de una rima sonora y de un desarrollo gráfico contundente.
La Marca Zamora aglutina la identidad de la provincia bañada por el río Duero, bajo parámetros como la historia, la naturaleza, el arte, la gastronomía y los propios habitantes del territorio; alude a cantares y gestas que relatan nuestros orígenes y tradiciones; cercos, invasiones y hasta terremotos.
A partir de aquí, las posibilidades de promoción de la provincia de Zamora tienen el techo que nosotros queramos que tenga. Contamos con una población voluntariosa y trabajadora, recursos inmejorables de todo tipo, consenso entre las instituciones y entidades públicas y privadas y la ciudadanía de a pie y el deseo de asegurar un futuro con la bandera zamorana para las próximas generaciones.
FROMAGO, por Fernando Fregeneda Chico, Socio Gerente en Quesería la Antigua
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